Diego Dougherty: de un continente a otro para jugar fútbol

De Guatemala a Sudáfrica hay un abismo de diferencia, tanto en clima, como en estilos de vida y mentalidades. Eso fue lo que aprendió Diego Dougherty cuando dejó su equipo de fútbol en el país sudamericano para irse a jugar a un continente del otro lado del planeta.

Y no, ni siquiera el fútbol se juega igual en Sudáfrica a como se juega en Guatemala, quizá hasta se podría decir que los jugadores sudafricanos son mucho más aguerridos, no temen a la cancha y saben de sí que ya llevan ventaja en sus propios genes.

Diego Dougherty es muy querido en Guatemala, pero ahora tiene como reto ganarse un lugar en el Ajax Cape Town, demostrar sus capacidades y además adaptarse a un país totalmente distinto del suyo.

Al llegar al aeropuerto de Ciudad del Cabo, Diego Dougherty buscó por todas partes a la comitiva que lo recibiría, pero lo único que encontró fue a un sujeto con un letrero con su nombre mal escrito. De ahí el tipo lo subió a una especie de Jeep y lo transportó hacia el hotel, mientras en el camino tuvo que cerrar los ojos unas 40 veces para no cegarse ante la tierra que se levantaba por todos lados.

A la mañana siguiente Dougherty salió del hotel y se presentó en el campo de entrenamiento, lugar donde estrechó la mano de varios jugadores que superaban el 1.80 de alto y cuyas piernas eran más anchas que su cabeza. Pero lejos de intimidarse, decidió aprender todo lo que pudiera de sus nuevos compañeros.

Para Diego Dougherty enfrentar por primera vez una cancha de fútbol en ese país fue toda una experiencia. Pese a estar en el fútbol profesional, sus compañeros eran tipos que sobrevivían aún a las carencias de su país y aún con eso le llevaban ventaja en velocidad, resistencia y habilidad con el balón.

Diego Dougherty se quedó en Sudáfrica, su equipo se volvió al Ajax Cape Town de Ciudad del Cabo y sus compañeros se convirtieron en sus maestros de sencillez, humildad y esfuerzo.

De la gloria que vivió en Guatemala al reto de jugar con el Ajax en un continente nuevo, lo mejor que le quedó fue la lección de vida y la oportunidad de desarrollarse al nivel de los futbolistas sudafricanos.

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